Ángel Di María tenía un sueño para culminar su carrera deportiva en el fútbol: colgar las botas en Rosario Central, el equipo en el que surgió y así lo hizo saber cuando lo declaró públicamente que tras la Copa América regresaría al fútbol argentino tras terminar su vínculo con el Benfica.

Pero desde esas declaraciones recientes en las que expresó su deseo a la actualidad, han sucedido varios acontecimientos violentos en su contra y en la de su familia que ponen en duda que el deseo del extremo izquierdo podría hacerse realidad.

La última de ella es un papel encontrado en una gasolinera de Rosario en la que se leía: “Te estamos esperando Di María, los rosarinos”. El hecho aconteció después de que dos personas encapuchadas, que se trasladaban en una motocicleta, comenzar a efectuar disparos contra una gasolinera, en la que dejaron la nota en contra del jugador campeón del mundo con Argentina.

Esta acción es la última en la que Di María aparece como una víctima de una posible organización de narcotraficantes de la ciudad que están en contra de su regreso.

Antes de este último acto violento, un mural dedicado al jugador en su club de barrio en el que comenzó a jugar al fútbol fue vandalizado por los delincuentes, que le escribieron sobre su imagen: “¿Todavía vas a volver?”, en referencia hecha tras la eliminación de Rosario Central de la Copa Libertadores, competición que deseaba jugar Di María.

“Dile a tu hijo Ángel que a Rosario no vuelva más porque si no le cagamos matando un familiar. Ni Pullaro [el gobernador de la provincia de Santa Fe] te va a salvar. Nosotros no tiramos papelitos. Plomo y muertos tiramos”, fue uno de los tantos mensajes amenazantes que recibió el jugador antes de estas dos últimas.

Ante el silencio del jugador, que medita seguir jugando en el fútbol de Arabia Saudita si no puede regresar a su país, el club Rosario Central se pronunció bajo un comunicado oficial para repudiar todas esas amenazas de los violentos.

“Nos sentimos agraviados, dañados y perjudicados porque este tipo de acciones violentas atentan directamente contra la economía y éxito deportivo de los clubes”, publicaron.