Grandes obras para grandes personajes. De forma excepcional en MARCA. Leo Messi no recibió ayer un trofeo al uso en esta gala de Miami. El jugador con más partidos en la historia de los Mundiales (26) fue galardonado con una escultura de 58,5 centímetros de altura hecha sobre un pedestal por el escultor argentino Carlos Benavídez.
La obra, que descubrió el homenajeado en el propio estrado del acto, representa un Leo celebrando un gol con el típico y carismático gesto suyo de agradecimiento a su abuela y con un detalle muy significativo en el pecho: el símbolo del infinito. Nos los explica su propio autor, Benavídez: “Quería representar a Leo en esa conexión espiritual con su abuela. Y para justificar el significado del infinito busqué en la ‘chakra’ del plexo solar, que es un importante centro energético (sol) de nuestro cuerpo. Por eso la obra es dorada”.
Para Carlos no hubo dudas y la escultura tenía que ser de cuerpo entero: “Messi es una máquina perfecta, y como tal, tenía que ser un todo, de pies a cabeza. Creo que MARCA buscaba algo diferente con esta obra y lo tendrá, pues Leo es un diferente entre los mortales”, nos cuenta Carlos, que ha tenido que hacer una caja especial para transportar el monumento-escultura hasta el estadio del Inter en Miami.
Sumo cuidado
El artista ya estuvo en el lugar del acto este miércoles para estudiar dónde, cómo y cuándo Messi descubriría su obra, que, por cierto, no es la primera que este escultor hace sobre el ’10’ de la Selección argentina, puesto que ya le dedicó una en el Paseo de la Gloria de Puerto Madero, en la zona más turística de Buenos Aires Capital.
El detalle del dorado como color elegido para la obra es explicado así por el autor: “El color dorado, del sol, también significa para mí poder, capacidad de decisión, que es lo que Leo tiene sobre el campo. La personalidad de Messi tenía que reflejarse en ese tono”. Todo tiene sentido.
Una obra magna para uno de los ‘dioses’ del ‘planeta fútbol’ que ayer fue homenajeado en el Chase Stadium de Miami.